Premios extraordinarios

El 11 de junio recibí el premio extraordinario a la excelencia académica. Aunque estoy orgullosa de haberlo obtenido, para mí el premio tiene poca importancia.

Lo importante es haber estudiado en un colegio público como La Serna, con profesores tan estupendos como vosotros y, aunque ya no estudie ahí, siempre os tendré mucho cariño. Este premio también es vuestro. Gracias por estos cuatro maravillosos años y un abrazo muy fuerte.

Paloma Pizarro Torrico

“La mejor herencia que te puedo dejar es el conocimiento”. Palabras de mi padre con las que me he criado durante toda mi vida. Esto siempre me ha guiado a la hora de tomar decisiones, y cuando las cosas se ponían difíciles y requerían un mayor esfuerzo, recordaba esta cita y todo pasaba a valer la pena. Lo que, ingenuo de mí, no llegaba a pensar, es que realmente este conocimiento se convertiría en mi herencia, y no de forma metafórica, llegando a crear mi propio pequeño y humilde legado. En el día de hoy, once de junio de 2018, se me premia por haber obtenido unas calificaciones que han recibido la connotación de excelentes. Acepto dichoso este reconocimiento como recompensa por todo el trabajo que he estado realizando durante los últimos tiempos. Eso sí, ruego que no sea visto como un objetivo que yo me haya marcado, sino como una consecuencia de lo que desde niño me ha caracterizado: el amor por el conocimiento. Esto es por lo que también agradezco a todos mis profesores, desde aquellos que me cuidaban en la guardería Pica Pau de Brasil hasta aquellos con los que he compartido años en el IES La Serna. En este último, he podido no solo aprender sobre aquellas materias que me interesaban, sino que además he crecido como persona y es donde estoy pasando toda mi adolescencia, crucial para mi propio desarrollo individual. Así que, indudablemente, este seguramente sea uno de los lugares más importantes de mi vida. “Non scholae sed vitae discimus”.

Decidí participar en este concurso porque la dotación económica que aportaba me permitía colaborar y ayudar en casa, ya que a mis padres debo una gran parte de mí. Me han dado lo mejor que podían ofrecerme, no solo el conocimiento del que disponían, sino el amor a buscarlo por cuenta propia, así que qué menos que dedicarles esta victoria. Haber ganado uno de estos premios no solo me proporcionó este beneficio, sino que también me dio la oportunidad de conocer a muchas personas que, como yo, compartían este gusto. Eran personas de muy diversa índole, con distintas condiciones, historias, nacionalidades, religiones y culturas, pero todas con una característica común: el esfuerzo. Siempre he mirado con ojos descreídos a este tipo de premios, pero al ver a mis compañeros, pude darme cuenta de que no son simplemente notas, sino que detrás de eso hay mucho más y que esas calificaciones son una mera consecuencia de la grandeza que dentro de ellos reside. Es por esta razón por la que felicito a todos los ganadores de este premio, y a mí mismo, quizás no por ser excelentes, sino por poner todo nuestro empeño en estar un poco más cerca de serlo.

David Edson Migliorini Soterio